sábado, 5 de junio de 2010

WILLIAM MIRANDA MARÍN 1940-2010

Se nos fue Willie. La Ínsula se quedó vestida y alborotada. Se quedó perpleja a la espera de que construyera, desde los jardines hundidos y los salones de espejos de un palacio español, un proyecto de país de futuro. El guaraguao cáncer de páncreas se asomó hace siete meses y ayer se llevó al pitirre de entre los seres que visitan el Jardín Botánico y comen piragua en la plaza de recreo de su nuevo país, Caguas.

Antes miró más allá del país que animaba desde el servicio público y creó un Proyecto, y se sentó en la mesa con diversos sectores ideológicos y discutió con elegancia los encuentros y desencuentros siempre pensando en que la Insula necesitaba reconstrucción. ¿Su último deseo público?, que los puertorriqueños miraran sin miedo hacia el futuro de un país soberano, con poderes de negociación de igual a igual, al ritmo del bien común y con mirada inclusiva al mundo.

Caguas fue su micro, el que construyó y desarrolló junto a su equipo de trabajo, con agilidad y tesón. Estructuras sólidas y pomposas; servicios organizados, limpieza, 60 cuerdas de jardines donde las etnias de la puertorriqueñidad están representadas en flora y vida silvestre, se quedan en el escenario borincano con la firma legible del alcalde criollo.

Las cenizas de Willie quedan esparcidas alrededor de un roble nativo que mira al rio Caguitas en ese mismo Jardín Botánico, criollo y cultural. Allí queda también el ánimo que debe inspirar el futuro del país que sufrió y vivió, que gozó y cultivó. Un hasta siempre, al roble que después de la tormenta reverdece.


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